CONFERENCIA DE LA ONU DE 2022 SOBRE LOS OCÉANOS: NO MÁS PECES EN EL MAR
27.06.2022
Con banderas ondeando y el Centro de Conferencias Oceánicas de la ONU de fondo, los artistas de Ocean Rebellion, ataviados con "cabezas de pez" y trajes a rayas, exigieron a los delegados de la ONU y a los "líderes" mundiales que utilizaran su poder e influencia para poner fin a la guerra contra los peces y gobernar el océano en beneficio de TODA la vida.
Al fondo, los pescadores sostenían pancartas. Pancartas que destacaban el destino del océano si la ONU no consigue convocar un organismo que lo proteja y proteja la vida marina que lo llama hogar. Hasta ahora, la falta de gobernanza de la ONU ha puesto la vida oceánica al borde de la supervivencia y a merced de empresas y naciones codiciosas. El océano genera la mitad del oxígeno que respiramos y almacena enormes cantidades de "carbono azul" que, de otro modo, sobrecalentaría la atmósfera y acidificaría el océano, provocando el colapso climático, natural y social. Como no existe un organismo mundial de las Naciones Unidas que proteja la biodiversidad oceánica, el océano, sobreexplotado, está muriendo rápidamente. AL MORIR EL MAR MORIMOS NOSOTROS.
Los "cabezas de pez" de Ocean Rebellion representan la cara oculta de la pesca, la formulación de políticas y los fracasos de los tratados debido a intereses creados. De frente, parecen hábiles, suaves y profesionales. Cuando se dan la vuelta, se ve la naturaleza de sus máscaras, "cabezas de pez" con el cuerpo brutalmente desgarrado. Derraman sangre por el suelo, aplastan el pescado con las manos y bajo los pies. Son la verdadera naturaleza de la pesca industrial y de los sistemas reguladores que ignoran la ciencia y, capturados por la industria, permiten que la sobrepesca continúe año tras año. El único interés de los "cabezas de pez" es el dinero que ganan librando una guerra contra los peces, cometen ecocidio por codicia. Se apropian de todo lo que quieren del océano mientras maquillan de verde su sangriento negocio. Y cuando llegue el momento de firmar un tratado, asentirán con agradecimiento, harán todos los ruidos correctos, dirán a todo el mundo que "es una preocupación seria", pero siempre maniobrarán entre bastidores para asegurarse de que el tratado siga sin firmarse.
Los peces muertos representan lo que se extrae del mar por encima de la capacidad natural del Océano para recuperarse, y las 406.000 toneladas estimadas de vida marina que se matan incidentalmente cada año - y arrojado muerto por la borda, vida marina no deseada, como delfines, tiburones y tortugas. Este derroche de vida y sufrimiento es el resultado de años de política imprudente. Estos peces muertos son también un signo de toda la liberaciones de la pesca industrial de carbono azul, contribuyendo al calentamiento global y empujando a las frágiles comunidades al borde de la supervivencia.
Desde la década de 1950, el autodenominado "mundo desarrollado" ha declarado la guerra a los peces. Ahora sobreexplotamos el océano a tal ritmo que algunos mares están casi vacíos. Esta pesca a escala industrial está poniendo a las pequeñas comunidades de pescadores al borde de la supervivencia, destruyendo la vida marina y preciosas zonas costeras, destrozando las zonas marinas protegidas y rompiendo el delicado equilibrio del ecosistema marino. Debemos reducir la pesca en 80% antes de 2025 prohibiendo la pesca industrial y restringiendo la pesca a técnicas tradicionales de bajo impacto. Si acabamos con la especulación pesquera, ayudaremos a las comunidades costeras a proteger el océano que tanto aprecian y comprenden.
La Rebelión del Océano exige:
La ONU debe formar un nuevo organismo, transparente y representativo, que gobierne el Océano en beneficio de TODA la vida. Este nuevo organismo debe tener como única medida de éxito la restauración y reposición del Océano. Debe sustituir el poder de las empresas por el poder de las personas. Y debe representar a las muchas formas de vida marina que realmente hacen del océano un hogar.
Dice Chris Armstrong:
"La gobernanza de la alta mar es un desastre ecológico. Sus principios fundacionales fueron concebidos en una época en la que pensábamos que la riqueza de los océanos era inagotable y que sus ecosistemas eran demasiado robustos como para fallar. Ahora hemos llevado esa idea más allá del punto de ruptura. Necesitamos urgentemente una revolución en la política de alta mar, en la que la protección y la participación sustituyan al saqueo corporativo".
Sophie Miller añade:
"El mundo debe reducir la pesca en 80%: hablar de áreas marinas protegidas y restringir la práctica de la pesca no nos lleva a ninguna parte. A menos que tengamos objetivos definitivos, no podremos proteger el océano. Nuestra reducción de 80% pone fin a la pesca industrial, pero reconoce el valor de la pesca de bajo impacto por parte de las comunidades locales, comunidades que están desapareciendo porque las poblaciones de peces son muy bajas. El fin de la pesca industrial pondrá el destino del Océano en manos de quienes realmente dependen de él y lo entienden, y fuera del alcance de quienes sólo lo explotan".
Suzanne Stallard añade:
"La ONU habla mucho. La Organización Marítima Internacional y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, ambos organismos de la ONU, no sirven para nada. Ambos están totalmente corrompidos por la industria y ambos gobiernan el océano en nombre de la industria. Vivimos en una época de colapso ecológico sin precedentes, la ONU debe reconocerlo mediante la gobernanza y no sólo con palabras. Pedimos a la ONU que llame a filas a sus filiales canallas, más perjudiciales para la vida en la Tierra que los Estados canallas".
Roc Sandford añade:
"Cuando los mares mueren, nosotros morimos, y los mares están muriendo. Si no se detiene inmediatamente el colapso de la biodiversidad marina, la liberación del carbono azul actualmente secuestrado en los océanos acelerará el colapso climático y condenará a innumerables personas a una muerte agónica. Debemos apresurarnos a reformar las actuales estructuras de la ONU centradas en los océanos, que en la actualidad son criminalmente inadecuadas para su propósito, al tiempo que construimos un nuevo y eficaz órgano de gobernanza de los océanos que ocupe su lugar. Es ahora o nunca. No entiendo por qué todo el mundo no pone el grito en el cielo, dado lo que sabemos sobre lo que está ocurriendo en el Océano y lo que eso significa para nosotros".
Fotos: João Daniel Pereira. OVER ACHIEVING...' y 'THIS IS AN OCEAN EMERGENCY', iluminaciones de la Torre de Belém.
El destino del Océano depende de todos nosotros.
Nuestras intervenciones dependen del apoyo.