02.10.2020
Cada semana, un solo crucero vierte al océano 10 piscinas de aguas residuales sin tratar.
Un crucero equivale a un millón de tubos de escape de coches.
Los manifestantes de la Rebelión Oceánica, entre ellos la ex regatista olímpica británica Laura Baldwin, se lanzaron a las aguas para proyectar estos mensajes directamente sobre los gigantes contaminantes que permanecen inactivos a lo largo de nuestro litoral.
Baldwin, que representó al equipo británico en los Juegos Olímpicos de 2004, declaró: "En la bahía de Weymouth han aparcado entre 5 y 10 cruceros desde el inicio del cierre. En un día tranquilo, se puede ver claramente la capa amarilla de contaminación que envuelve el nivel más bajo del aire.
Más información sobre la protesta -y las inevitables respuestas ecologistas- en estos artículos de The Independent, Bloomberg y MSN.